Hoy fui a comprar mi dichoso boleto porque por cosas del destino no había podido hacerlo antes. Iba yo muy segura, pero la sujeta del ticketmaster me dio la noticia de que ya no había hasta adelante.

Casi lloro, porque ese, era mi temor, que cuando tuviera el dinero ya no hubiera boletos. Tras unas cuantas lamentaciones y suspiros, me resigné pues a gastar 350 pesos menos y adquirir el boleto que le seguía. Finalmente no es tan terrible. No podré ser salpicada por su sudor ni escuchar lo que se dicen entre ellos, pero podré estar presente y disfrutar el concierto.

Les traeré por supuesto, la crónica al respecto, lamentablemente, al Vive Latino no podré asistir pues sucede que el sábado 27 tengo dos exámenes y por si fuera poco, no tengo el dinero suficiente para boleto y transporte. Éste año me lo perderé.

Café Tacvba, si iré, prepárate jajaja.